Nakazaki “admitió” el terror de Estado


En lo que podríamos llamar la crónica anunciada de su alegato de inocencia, Nakazaki inició su estrategia legal insistiendo sobre presunta infiltración senderista en las universidades, mostrando un video de la estatua del Che Guevara en el patio de la universidad de San Marcos.

Dijo que no le constaban que los asistentes a la ceremonia fuesen estudiantes, con lo que dejó entrever la presencia de sediciosos. Un recurrente juego de palabras que lo haría caer patas arriba.

Agitando los brazos para dar mayor énfasis a sus palabras, Nakazaki afirmó que al iniciarse el régimen de Fujimori existía el “terror de Estado”, es decir respaldando la acusación de la fiscalía y la parte civil, con lo que el ex mandatario quedaba más arrugado que zapatilla china.

Al percatarse de su error, Nakazaki corrigió la frase de “terror de Estado” por la de “terrorismo”, rápidamente y sin mostrar desconcierto, para pasar piola ante los magistrados, abogados y fiscales que, aburridos de la disertación, no se percataron del incidente.

Gracias a los avances tecnológicos, la patinada de Nakazaki quedará registrada no como una frase para la historia sino para la histeria.