RATZINGER y la negación del holocausto

La Iglesia Católica está entre desolada y furiosa. Justamente un Papa alemán cometió el gravísimo error de haber levantado la excomunión a cuatro sacerdotes del sector de Lefebvre, uno de ellos había negado la existencia del Holocausto nazi contra los judíos. Fue el obispo británico Williamson, quien sostuvo que “no fueron seis millones los judíos muertos por los nazis sino entre 200 y 300 mil”, y negó la existencia de cámaras de gas en los campos de concentración nazis. Todo esto ocurrió hace más de dos semanas, pero la discusión adquiere cada vez más fuerza, con la reacción de cientos de feligreses, y declaraciones de obispos, y teólogos que censuran abiertamente a Ratzinger.

El propio jefe de redacción de Radio Vaticano, Gemmingen, se adelantó a decirlo en una conferencia de prensa: “El Vaticano ha cometido un error ... lo califico como un error. Se han originado con ello muchos daños, ahora hay que repararlos” ...

En Alemania hay un fuerte movimiento para una renovación de la Iglesia y para que no se cometan los errores del pasado. Muchos obispos salieron a criticar abiertamente la decisión del Papa. Por ejemplo, el obispo Gerhard Müller-Ludwig, prohibió la entrada a Williamson en todas las iglesias y organizaciones católicas de su obispado. El presidente de esa Conferencia, el obispo Zollitsch, señaló en un comunicado que “en la Iglesia Católica alemana jamás habrá lugar para quien niegue el Holocausto”. Y se deslizó en muchos sacerdotes la pregunta: ¿por qué el Papa le abre la puerta a la Hermandad Pío XII de extrema derecha, y no a los sacerdotes del tercer mundo? ¿Por qué no se revisan las penas a los dos teólogos, Eugen Drewermann y Hans Küng, que promovían un cambio hacia una nueva sociedad sin diferencias sociales?

Justo a Hans Küng –el más sabio de los teólogos vivientes, sin ninguna duda– lo fueron a buscar los periodistas en esos días de fiebre por saber quién podía tener razón. Le preguntaron si el Pontífice había querido demostrar un cambio de rumbo hacia la derecha explícita. A lo que respondió el teólogo alemán: “El papa Benedicto ha tomado, desgraciadamente, un curso cada vez más a la derecha». Justo da por terminada la excomunión a los sacerdotes que niegan los resultados del II Concilio Vaticano. Eso lo demuestra todo. El Papa actual se ha puesto en marcha para terminar con los logros progresistas de ese Concilio, por ejemplo con el retorno de la antigua misa en latín, con la reimplantación del pedido a Dios de la conversión de los judíos y ahora justo con el levantamiento de las penas contra los enemigos de ese Concilio que trajo tanto progreso a la Iglesia.

O la medida que ha tomado contra los teólogos de la liberación, Jon Sobrino, de El Salvador, y el padre jesuita norteamericano Roger Haigh, a quienes les ha prohibido la enseñanza y la publicación de sus escritos. En el pasado abril, el papa Benedicto festejó su cumpleaños 81 en compañía de George W. Bush.

Las universidades católicas de Münster, Friburgo y Tübingen criticaron abiertamente la decisión del Papa, y veintitrés profesores de ellas firmaron un documento donde censuran el acercamiento del Papa con la derechista cofradía Pío XII. Entre ellos, el profesor Johann Merz, colega del actual Papa cuando éste enseñó Dogmática en esa universidad. Merz es un abierto defensor de la Teología de la Liberación.

El diario de Bonn señala en su editorial que “pocas veces se han cometido tantos daños como con la resolución del Papa. El quiso unir y logró la división. En el futuro, el Papa debe buscar mejores consejeros”. Y, por primera vez, un miembro del gobierno alemán criticó en público al Papa, como lo hizo la primera ministra Angela Merkel.

Los medios alemanes dieron un gran espacio a reportajes a obispos, sacerdotes y creyentes, decian estar “sorprendidos de que Roma se preocupara tanto por los derechistas y nada acerca de la Teología de la Liberación”. El obispo de Rottenburg-Stuttgart señaló: “La unidad de la Iglesia es un bien muy valioso, y servir a ella es el deber del Papa y de sus obispos. Pero esa unidad jamás se logrará negando los avances obtenidos en el II Concilio Vaticano”. Pareció una respuesta dura a tanta crítica, demostrando quién es el que tiene el máximo poder. Es decir, en resumen, ni el anuncio de ayer de que Ratzinger va a visitar Israel puede borrar su mal paso de los últimos días. Es que el Papa alemán se comportó como un elefante en una tienda de porcelanas.

El Papa alemán ha perdido mucho prestigio, principalmente aquí, en su país. Es que no se puede jugar con la ética. Ni los crímenes de la Inquisición son ya posibles hoy, ni tampoco la palabra de “Dios” es indiscutible.