IDENTIDAD CULTURAL Y REALIDAD NACIONAL

Por: Juan Rivera Tosi
Al abordar el tema de identidad cultural, es importante dilucidar dos conceptos, a fin de tener en claro de que estamos hablando.

Hoy escuchamos hablar mucho de interculturalidad, pluralidad cultural, diversidad cultural, y se reconoce que el país es rico en cultura. Pero, veamos que entendemos por identidad y que entendemos por cultura, a fin de saber si estamos hablando un mismo lenguaje.

Entendemos por identidad el sentirse uno mismo, el actuar como uno es, sentirse bien al hacerlo, y al relacionarse con las personas que conviven con nosotros. Hoy los problemas que nos afectan son el individualismo y el colocar el yo por encima de la sociedad, igualmente la masificación del abuso cultural vía la imitación de valores que no son nuestros pero que nos han hecho sentir y creer que son superiores a los que nosotros tenemos y que heredamos de nuestros antepasados.

Al referirnos a la cultura, estamos hablando de la forma como se manifiesta el hombre en su sociedad, como se ven se sienten y piensan sin entrar en conflicto. Y como esta requiere de cierto periodo de tiempo para desarrollarse, puede comprender algunas generaciones que involucran a nuestros antepasados, pudiendo tener en algunos casos hasta un componente racial. En todo caso se expresa a través del lenguaje, su religiosidad o cosmogonía, sus valores morales, formas de interpretar la naturaleza y como relacionarse con ella, sus costumbres, ciencia y tecnología.

En el caso nuestro, nos estamos refiriendo por lo menos a 100 siglos de cultura ó 10,000 años, y que es aceptado por la ciencia oficial, y de los cuales solo cinco siglos, algo más de 500 años corresponden a la presencia occidental en nuestro continente; sin embargo esa es la predominante al ejercer el control del estado y toda su estructura.


¿Es correcto hablar de una identidad cultural del Perú?

Muchos dirán que si, pero realmente no tiene sentido cuando vemos que hoy se habla mucho de la interculturalidad o diversidad cultural. No tendría lógica entonces, sería un híbrido; pero es lo que se pretende: Aceptar la diversidad cultural, pero hegemonizada e interpretada a partir de la óptica occidental.

En el Perú hay muchas identidades culturales, cada una corresponde a una nación antigua y que hoy en muchos casos puede definirse como una región. Es que en el Perú es un país, un estado, una república, tiene una constitución, tiene un código civil y penal, pero no es una nación. En el Perú hay muchas naciones que sobreviven subterráneamente y que cinco siglos después aún se mantienen vigentes. No fueron desarticuladas totalmente, no desaparecieron.

Los Chankas de Huancavelica son una Nación; Ayacucho norte es una nación y el sur otra; los Huancas son otra nación y los Collas o Aymaras, también lo somos, y probablemente la más antigua por provenir del Tiawanaku. Pero son muchas las naciones que aún sobreviven en estos territorios.

El estado peruano nos ha pretendido hacer creer que solo existe la nación peruana, a la cual se le debe amor y respeto, desconociendo o negándose a aceptar que el Perú es un país plurinacional y que en el pasado todas estas naciones indias convivieron en relación armoniosa y de cooperación. Que la demarcación entre una y otra no estuvo dada por una frontera geográfica, que había cuidar y proteger de una invasión, sino que estaba dada por factores culturales.

Que habíamos sido capaces de desarrollar una sociedad que desconocía el hambre y la miseria, una sociedad que no propugnaba la supremacía del hombre sobre las demás especies que habitaban la tierra; una sociedad que sabiendo lo abrupto del territorio se organizó previsoramente para sobrellevar los tiempos de sequía o los de lluvias torrenciales. Un tipo de sociedad que por sus mismas características geográficas difíciles desarrollo la cooperación y la solidaridad, que hasta hoy sobrevive en el ande a través del Ayni y la Minka ... Una sociedad donde la idea de propiedad privada ó esclavitud no tenía cabida ya que no correspondía a su realidad y posibilidades de desarrollo. Una sociedad sana.
Pero, la historia la escribieron los tiranos

Y desde entonces nosotros perdimos. El gran estado plurinacional andino fue desarticulado utilizando las prácticas políticas, militares y religiosas europeas; España, de ser el país más atrasado de Europa, pasó a convertirse en una potencia económica y militar que podía mirar de igual a igual a sus vecinos, y para ensanchar su ego y justificar la masacre en nuestras tierras, y su falta de cultura, invento una historia donde aparecíamos, primero como especies pre-humanas, como bárbaros y salvajes, feroces y sanguinarios, para finalmente aceptar que si éramos humanos, ero que pertenecíamos a una de las tribus perdidas de Israel; descendientes de judíos y por lo tanto no merecíamos la menor consideración ni respeto.

Primero fue la maquinaria colonial la que se dedicó a borrar ó intentar borrar toda huella de nuestro pasado y cultura. Después vino la guerra de la independencia que fue llevada a cabo por las montoneras indias pero que termino siendo arrebatada por los criollos, quienes continuaron con la misma política colonial respecto a nuestra cultura. Nuestra historia, nuestra verdadera historia, aquella que nos presentaría como una sociedad altamente desarrollada y que vivía en armonía con la naturaleza, ha sido totalmente distorsionado, manipulada, y es lo que se sigue enseñando a nuestros hijos en las escuelas.

No podemos dejar de reflexionar en torno a lo que significa realmente identidad cultural y realidad nacional en el Perú, cuando este es un país racista donde nuestra raza ancestral india o indígena ha sido siempre marginada. Solo se reconoce nuestro valor por los impresionantes testimonios arqueológicos que sobrevivieron en el tiempo, presentándolos como algo lejano, pasado que ya desapareció.


El racismo en el Perú

No solo se da por el color de la piel, sino que también involucra el aspecto cultural, aquella cultura que lograron desarrollar nuestros abuelos. Se da también en la lengua madre, en la comida, en nuestra vestimenta, que son marginados por este racismo; lo cuál genera problemas y conflictos que muchas veces hacen daño a ambas partes.

Es por eso que cuando un joven andino llega a la costa, rápidamente adopta costumbres culturales que le son ajenas, las que muchas veces chocan violentamente con su forma de ser y de sentir. Si no quiere sentirse marginado o segregado, las acepta y buscará mostrar a su nuevo entorno, que rechaza a su cultura madre. Así terminan siendo más occidentales que los del propio lugar.

Hace algunos años, un director del instituto nacional de Cultura en Ica, me manifestaba a modo personal, que el Perú necesitaba urgentemente un Hitler para que haga con los”serranos” lo mismo que hizo con los judíos, vale decir: exterminarnos. Que tal afirmación fuera expresada por una autoridad cultural nos da una clara idea del racismo imperante en el país.

Pero el problema es mucho mayor, se nos ha hecho aceptar como algo natural conceptos que en vez de ayudar a fortalecer nuestra cultura nos agraden y humillan, aunque a fuerza de escucharlos repetitivamente ya no reaccionamos ante su significado. Una muestra de ello lo tenemos en la palabra “Cholo”. Cholo es una palabra que fue usada despectivamente por los españoles para humillarnos, para ofendernos. Con el tiempo, al ser usada para señalar un sector grande de la población del país, fue aceptada y se le trato de dar un carácter distinto: mostrarla como un peruanismo que identificaba a un segmento muy grande de la población peruana de origen andino. A partir de allí se deriva la palabra “Cholito” que podría ser una palabra de cariño, y ya no necesariamente despectiva; buscando limpiarla, maquillarla y que se acercara como algo que nos identifica.


Pero que significa realmente Cholo

Esa palabra que pretenden hacernos creer que es algo propio, que identifica a lo peruano. No tiene raíz peruana, no es Aymara, no es Quechua y mucho menos Castellana. Cholo es una palabra de origen Nicaragüense, totalmente ajena a nosotros, pero lo usaban seriamente y se nos pretende hacer creer que nos unifica y de la cual debemos sentirnos orgulloso. Los españoles después de llegar a Nicaragua y someterla, siguieron bajando al sur hasta llegar a nuestros territorios; y aquí, a los hijos que les hicieron a nuestras abuelas, la gran mayoría de las veces producto de abusos y violación; a esos hijos los llamaron Cholos. Pero que significa realmente: En Nicaragua cuando una perra pare, los indios, a las cría no le dicen cachorros sino Cholo, lo cual significa: hijo de perra.

Así fue como llamaron los españoles a los hijos que hicieron en nuestras abuelas. Por eso dolía, por eso era ofensivo que nos dijeran cholos. Indio no nos ofendía, al contrario nos enorgullecía; era grandeza, era cultura y así nos defendíamos; pero Cholo era ofensa. Se nos ha hecho creer igualmente que además somos mestizos, por la mezcla racial entre blancos e indios o cobrizos, lo cual es otra terrible distorsión del significado de la palabra y además una aberración. Mestizaje no es la mezcla de razas sino de especies: El caballo con la burra da origen a la mula, la naranja con la mandarina dará origen al tangüelo. ¿Y cual es la característica del producto de la reproducción? El ser híbridos, el no poder reproducirse. Y eso es lo que se pretende hacernos creer que somos nosotros: Híbridos. Y es a través de dicha distorsión, que se nos introdujo un contrabando cultural altamente perjudicial para un proyecto como país:

El Perú encuentra un pasado estigmatizado, un presente ciego al legado cultural y un futuro incierto, donde nuestra única tabla de salvación sería reescribir nuestra historia, retornar a nuestras raíces, recoger lo positivo del choque cultural que se dio con occidente, y a partir de allí, avanzar como país.